LA UMBRÍA DE CASTELLTALLAT
Castelltallat es un pueblo del municipio de Sant Mateu de Bages, con una extensión aproximada de 3500 ha, de las cuales un 85% son masa forestal. Así, los bosques han sido los protagonistas del paisaje y la vida local a lo largo del tiempo. El dolmen de Castelltallat (2200 aC) es un testimonio de que este territorio ha sido poblado desde tiempos prehistóricos. La umbría de Castelltallat está situada al vertiente norte del pueblo, y acoge las zonas más frescas y ricas en pino salgareño de todo el municipio. Estos bosques han estado siempre dominados por pinares de pino salgareño (Pinus nigra subsp. Salzamanii), intercaladas con algunas manchas de robles y encinas, así como algún pino rojo. La calidad de estos bosques fue uno de los motivos principales de la declaración de la Sierra de Castelltallat como Espacio Natural Protegido (PEIN) en 1992. Se valoraba la presencia de bosques maduros, uno de los ecosistemas más complejos, ricos y estables del país. De estos bosques se extraía madera para la construcción y, a partir de los años 1950, también para la instalación de postes de telefonía y electricidad, además de para la fabricación de cajas para la fruta y pasta de papel. Esta explotación fue un verdadero impulso para muchas economías familiares: los ingresos que generó el bosque permitieron a muchas masías comprar el primer tractor y asumir otros gastos familiares importantes.
PAISAJES DE SALO Y COANER
El paisaje de Salo es diverso, modelado por los arroyos, que delimitan las sierras y definen los varios usos de la economía rural. La más meridional linda con la sierra de Castelltallat y es muy abrupta, de modo que el trabajo agrícola es difícil allí. Además, los fuertes pendientes de la zona umbría provocan que el cultivo sea allí poco viable. Es por esto que la mayoría de tierras de cultivo se encuentran en la zona de Mejá, en la solana. El tupido bosque de pino salgareño de la umbría es considerado bosque maduro.
Salo es una aldea situada en el extremo noreste de Sant Mateu de Bages, municipio al que pertenece. Colindante con los pueblos de Vallmanya y Matamargó, al Solsonès, y con el municipio de Navàs, antiguamente había sido un territorio defendido por el castillo de Salo o Salau, documentado en el 966. Posteriormente, incorpora el pueblo de Mejà, que había contado con parroquia propia.
Salo sufrió los efectos de los dos grandes incendios forestales que asolaron la Cataluña Central durante la década de los 90. En concreto, la zona suroeste fue afectada por el fuego de 1998, y la parte meridional, la zona de Fontfreda, lo fue por el de 1994, aunque en menor medida.
Los arroyos de Vallmanya y Matamargó se unen al puente de Dues Aigües, formando la rivera de Salo, que desemboca al río Cardener a la altura de Valls de Torroella. La rivera de Coaner también discurre por Salo.